miércoles, 27 de mayo de 2009

Catarsis llorona

Es imposible resumir una relación de dos años en un post, por más caracteres que tenga. Tengo esa sensación que todos habrán experimentado alguna vez de sentirse el ser más pequeño y miserable del universo. De sentir que la tristeza no se va a ir nunca y que ésto no voy a poder superarlo en mi vida, aunque sepa que sí. Es terrible cuando uno tiene certezas tan opuestas. Sé que me va a llamar, va a volver.. siempre lo hizo y, sin embargo, estoy segura que esta vez fue la última. Una mierda.

Sentarse frente al teléfono, llorando sin poder parar, vomitando el llanto, rogándole al universo que él llame. Irse a dormir llorando y despertarse después de un sueño horrendo, llorando. Sentir que uno no da más, que no puede soportar tanta tristeza, que el cuerpo no le da para tanto. Durante toda la relación tuve sueños horribles. Me despertaba a su lado y le decía: soñé que nos peleábamos. Siempre fui muy perceptiva, dicen, y cuando soñaba que me cagaba pensaba que el inconciente me decía a gritos: date cuenta, nena!

Era una crónica de una ruptura anunciada, lo juro. Lo que empieza mal, termina mal. Empezó como el culo y terminó peor. Lo más doloroso de esta relación es que me hizo sentir que dejé de ser quien era. Antes terminaba con una relación porque me aburría, porque tenía un suplente que me llamaba más la atención. Me chupaba un huevo todo y ninguno me rompía las pelotas porque sabía que no estaba permitido. Esta vez, no sé, ni suplentes, ni prohibido romper las pelotas, nada. ¿Dónde me dejé? ¿En qué parte del camino me perdí?

Sé que esto es experiencia, sé que en algún momento voy a poder mirar para atrás y cagarme de la risa, pensar que fui una boluda en tales aspectos y una genia por haberlo dejado. Sé que esto es lo mejor que puedo hacer por mi misma y sin embargo no puedo esperar a que me llame. Eso también: por momentos estoy bien, o mejor, y sé que tengo que seguir adelante y no volver jamás con el monstruo con el que estaba. Por otros sé que si me llama voy a volver a caer en lo mismo.

A varios les resonará esta historia en la cabeza, porque ya la vivieron o porque tienen amigos en la misma situación. Sí, yo también tuve amigos en esta situación, pero ahora me tocó a mí. Y aprendí que los procesos son internos, personales. Cada uno dice BASTA! cuando puede.